
Participó activamente en la política enarbolando ideas liberales por lo cual fue desterrado a Chile. Desde 1868 a 1872 fue secretario del presidente José Balta, posteriormente fue elegido senador por Loreto. La política no dejó gratos momentos a nuestro tradicionalista, que se decidió abandonarla el año de 1875. Feliz abandono que supuso para las letras patrias el triunfo definitivo de la vocación literaria, en su más alto representante.
En 1884 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Lima, cargo que desempeñó hasta 1912. Fue también presidente de la Academia Peruana de la Lengua y correspondiente de la Española. En 1886 reunió todas sus poesías en un volumen y les puso un prólogo titulado La bohemia limeña de 1848 a 1860, que llamó la atención el mundo literario de entonces. Pero la obra que le dio fama imperecedera es la titulada Tradiciones peruanas. En plena Guerra del Pacífico su casa en Miraflores fue incendiada por la soldadesca chilena destruyéndose numerosos manuscritos.
Al concluir la guerra aceptó la tarea de reconstruir la Biblioteca Nacional. Por su incansable trajinar reuniendo libros de toda índole y de diversos países, se le llamó el Bibliotecario mendigo. En 1892 concurrió a España como delegado del Perú al IV Centenario del Descubrimiento de América, recibiendo cumplidos homenajes de las principales figuras de las letras castellanas.
Los últimos años de su vida fueron de tranquilidad. El 6 de octubre de 1919, a los 86 años de edad y rodeado de sus hijos, dejó de existir en su casa de Miraflores hoy convertida en museo.
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