¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

viernes, 19 de junio de 2009

FELIPE PARDO Y ALIAGA (Perú, 1806-1868)

Fue hijo de Manuel Pardo, regente de la audiencia del Cusco, y más tarde en España ministro de los consejos supremos de guerra y hacienda y del tribunal supremo de justicia, y de doña Mariana Aliaga, segunda hija de los marqueses de la Fuente Hermosa.

Conviene recordarlo, porque su nacimiento explica en mucho sus ideas conservadoras y antidemocráticas. Educado por Lista y Hermosilla, alumno del colegio de San Mateo y socio de la juvenil academia del Mirto, formó su gusto dentro del más genuino clasicismo español del siglo XVIII. Otras dos influencias ejercidas sobre Pardo, la amistad de Mora y la de Andrés Bello, contribuyeron a robustecer sus aficiones clásicas y su amor a la corrección, la gracia y la limpieza del estilo... La primera sátira de costumbres de Pardo es «El carnaval de Lima», que debió escribir apenas llegado de Europa. Desde aquí arranca una sección de sus obras en que predominan el color local limeño y la descripción de las costumbres peruanas. A ella corresponden las tres comedias Frutos de la educación (1829); Una huérfana en Chorrillos (1833 ), y Don Leocadio (1833); y los artículos de «Espejo de mi tierra» (1840 ) donde la literatura adquiere su máximo exponente. Su ya clásica prosa costumbrista que son piezas escogidas de la literatura en castellano "Paseo de Amancaes" y «Un Viaje», con el carácter limeñísimo del «Niño Goyito», cuyo personaje el niño Goyito, ha quedado en nuestra literatura como un arquetipo del pituco limeño, ídolo de cofradías y de beatas, solterón engreído y criado entre faldas, confituras y franelas que a los cincuenta años se lanza, por primera vez a la ventura inaudita de un viaje.

Sus primeros éxitos teatrales popularizan su talento en Lima. Escribe por ese entonces odas de corte clásico que no dejan adivinar la vena satírica de más adelante. Su agitada vida política está donosamente resumida en el subtítulo de una de sus poesías «Canción compuesta en el destierro; quiero decir, en uno de mis destierros».

Dejó de existir el 25 de diciembre de 1868. En su tumba se leen estos versos, compuestos a su memoria por Carlos Augusto Salaverry:

Cubre un velo de sombras el proscenio,
el que irradiaba lo preclaro ingenio,
con donaire gentil y gracia suma;
pero vive en las letras tu memoria
y ha sido el testamento de tu gloria
que nadie herede tu festiva pluma.

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