Tuvo una formación fundamentalmente autodidacta, pues académicamente no pasó de la enseñanza primaria. En 1831, durante el primer gobierno bonaerense ejercido por Juan Manuel de Rosas, marchó exiliado a Chile, donde trabajó como capataz en una mina y como profesor.
Regresó enfermo en 1836 a su ciudad natal y continuó ejerciendo la enseñanza hasta que en 1840, tras ser hecho preso a causa de su oposición a la dictadura de Rosas, se exilió de nuevo en Chile. En 1843 apareció su obra titulada Mi defensa, presentó su Memoria sobre ortografía americana (publicada años más tarde) y un año después se publicó La conciencia de un niño. Desde el 2 de mayo de 1845 comenzó a aparecer en El Progreso su Facundo, civilización y barbarie, un apasionado ataque contra el régimen de Rosas, a la vez que ensayo sociológico novelado, que se ha convertido en un clásico de la literatura argentina e hispanoamericana en general y de la creación literaria del romanticismo.
En 1851 se unió a Justo José de Urquiza en su lucha contra Rosas y en febrero de 1852 participó en la batalla de Caseros que supuso la definitiva caída del dictador bonaerense.. Desde 1862 hasta 1864 fue gobernador de la provincia de San Juan.
Fue elegido presidente de la República. Su administración fue enérgica y progresista, extendió el comercio, mejoró el transporte, favoreció la inmigración, codificó el Derecho civil y fomentó la enseñanza como medio indispensable de lograr el desarrollo del país.
En Facundo, Sarmiento desarrolla tres conceptos que se yuxtaponen
a) Un programa ideológico asentado en la antítesis Civilización y barbarie.
b) La biografía de Juan Facundo Quiroga caudillo riojano.
c) Un estudio del proceso histórico argentino.
Según Sarmiento, el hombre tiene que adaptarse a la dura vida de la pampa, por lo que sufre una transformación tanto física como emocional. Sarmiento dice "en llanuras tan dilatadas, en donde las sendas y caminos se cruzan en todas las direcciones, y los campos en que pacen o transitan las bestias son abiertos, es preciso saber seguir las huellas de un animal, y distinguirlas de entre mil, conocer si va despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o vacío esta es una ciencia casera y popular". Con esta cita, Sarmiento nos muestra que para sobrevivir, el hombre gaucho tiene que aprender de los animales, lo que indica una vuelta a la barbarie. El autor subraya que las inmensas distancias entre las comunidades de la pampa y las condiciones tan rurales y aisladas de la población contribuyen al fracaso del sistema político y educativo y, en efecto, a la barbarie inevitable de la gente. Esta dispersión se debe a la falta de todos los medios de la civilización y el progreso que no pueden desenvolverse sino a condición de que los hombres estén reunidos en sociedades numerosas.
De este modo, gracias a la concentración urbana el ser humano puede acceder a una educación común, popular, democrática y relacionarse con los otros hombres, formar su propias ideas y tomar decisiones políticas responsables como miembro de la civis. Para fomentar este tipo de individuo pensante había que educarlo en las modernas disciplinas del saber europeo las ciencias, las humanidades, las artes, la literatura y la historia. Y así, crear la sociedad liberal que, en 1845, con el tirano Rosas en el poder no existía en Argentina. El proceso de civilización de la futura República Argentina requería a su vez de otro importantísimo factor facilitar la inmigración europea para así poblar la vacía geografía argentina. Sin embargo, este proceso implicaba la aniquilación del indio, al que calificaba de salvaje y, por tanto, como una amenaza de volver al estado bárbaro sino se eliminaba de la faz argentina.
El gaucho, de enorme peso histórico, sería socialmente superado por el progreso. Quedaría como un representante de la nación primitiva y bárbara. El argentino del futuro sería un individuo civilizado, urbano, educado y trabajador. Este sueño, en 1845, cuando escribió el Facundo parecía muy lejano. Pocos años después, él mismo y sus compañeros de generación lo llevarían a la práctica, participando activamente en la vida política. Entonces comprendería también que el paraíso liberal tenía sus limitaciones.
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