¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

domingo, 28 de junio de 2009

MARTÍN ADAN (Perú, 1908-1985)

Martín Adán, seudónimo de Rafael de la Fuente Benavides, poeta y escritor, nacido en Lima, considerado una de las mayores figuras de la literatura peruana contemporánea, aunque su obra sea menos conocida fuera de su país debido a la difusión limitada de sus libros y la vida de soledad y abandono que tuvo.

Fue colaborador de la revista "Amauta". Sus primeros libros están influidos por el espíritu de las vanguardias y muestran un talento y cultura insólitos para los pocos años de su autor. Su breve novela de literatura infantil, La casa de cartón (1928), es una novela poética de ironía, finura de observación e invención verbal. En su obra posterior, desde las afiladas décimas de la Rosa de la espinela (1939) hasta los hondos sonetos de Travesía de Extramares (1950), la poesía de Martín Adán adquiere su máxima brillantez, personalísima, fruto de una sabiduría poética. Esta última una brillantísima serie de sonetos a Chopin que lo muestran alejándose de su inicial vanguardismo y hallando lo más profundo de su voz en una insólita mezcla de elementos tradicionales (culteranismo barroco, mística, actitud arcaizante) y contemporáneos (disonancias rítmico-semánticas, influjos de Yeats y Pound, lecturas de los nuevos filósofos alemanes).

Es la poesía de un alma sumida en profundo cuestionamiento de Dios, el hombre y la relación del mundo con ellos; llamarlo poeta metafísico sería tal vez adecuado al no encajar bien en ninguno de los membretes habituales en su tiempo. Progresiva e irremediablemente, fue cayendo en el vértigo de una honda crisis intelectual y emocional, que lo llevó a una vida en pobres hoteles, hospicios, asilos mentales y a la autodestrucción por el alcohol. Tras un periodo de silencio, publicó Escrito a ciegas (1961), La mano desasida (1964) y La piedra absoluta (1966), los dos últimos inspirados en las ruinas de Machu Picchu. Diario de poeta (1975) registra un doloroso y desgarrado monólogo ante la proximidad de la muerte. Su lírica ha sido recopilada en Obra poética (1980). De lo barroco en el Perú (1968).

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