¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

jueves, 18 de junio de 2009

MARIANO MELGAR VALDIVIESO (Perú, 1790-1815)

Dentro del período final del Virreynato, y comienzos de la Emancipación, destaca como poeta, Mariano Melgar romántico en su sensualidad, en su sensibilidad literaria, en su vuelta a la literatura autóctona, en expresa espontánea, con una fuerte nota sentimental, con el ideal de la libertad y Emancipación del pueblo.

Melgar, nace en Arequipa, con bastante precocidad, lee a escritores latinos, traduciéndolo para sus compañeros de clase. Desde pequeño, nace el amor por Silvia, personaje a quien le dedica gran parte de su obra lírica; en Lima, se enrola a la causa emancipadora, y compone su «oda a la libertad» vuelve a Arequipa, sufriendo la decepción amorosa y escribe sus poesías para doblegar su dolor:

Elegía I

¿Por qué a verte volví, Silvia querida?
¡Ay triste! ¿Para qué? Para trocarse
mi dolor en mi más triste despedida.
Quiere en mi mal mi suerte deleitarse;
me presenta más dulce el bien que pierdo.
¡Ay! Bien que va tan pronto a disiparse!
¡Oh, memoria infeliz! ¡Triste recuerdo!
Te vi... ¡Qué gloria! Pero, ¡dura pena!
Ya sufro el daño de que no hice acuerdo.
Mi amor ansioso, mi fatal cadena,
a ti me trajo con influjo fuerte
Dije "Ya soy feliz, mi dicha es plena"
Pero, ¡ay! De ti me arranca cruda suerte;
este es mi gran dolor, este mi duelo;
en verdad busqué vida y hallo muerte.
(...)

El trabajo como agricultor en Majes, junto con los obreros agrícolas, campesinos, quechuas y mestizos, le sirve para escuchar las variantes del antiguo Harawi (Yaraví) conjunción de las manifestaciones hispanas con la raíz indígena (harawi) y de ahí, decide hacer una lírica nacional en castellano.

Enrolado en la causa patriota, cae prisionero del ejército colonial en Humachiri, siendo fusilado a los 24 años de edad (el 12 de Marzo de 1815).

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