¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

martes, 23 de junio de 2009

JOSE SANTOS CHOCANO (Perú, 1875-1939)

Chocano nace en Lima. Es la gran figura del modernismo peruano, más aún el primer poeta importante de la literatura del Perú. Ya de joven tiene una actitud de protesta, a veces con acento anárquico, a veces como protesta social, más no concreta en algo, agotándose en la mera ofensiva verbal contra el gobierno militar de Cáceres que lo toma prisionero. Allí hace sus primeros intentos como poeta escribiendo Iras Santas de carácter romántico, bajo influencia de Espronceda y Byron.

Persiste en su romanticismo, escribiendo En la aldea (1895) y Azahares en 1896. Funda "La Gran Revista" y "El Siglo XX". Reviste importancia su viaje a Chanchamayo de donde retorna para publicar Selva Virgen (1897). Luego escribe un drama Sin Nombre y su poema épico La Epopeya del Morro.

Le dedica una obra El Sermón de la Montaña. En 1906, publica el drama heroico en tres actos Alma América y en el verso Los Conquistadores y Fiat Lux (1908).
En 1909, visita Nueva York, Guatemala y algunos años después, llega a México, donde decide radicar. Allí, dirigió el periódico «La Nueva Era». Más tarde (1912), estuvo envuelto en el movimiento revolucionario de ese país, primero al servicio del presidente Madero y después llegó a ser asesor y secretario de Francisco (Pancho) Villa, célebre caudillo de la Revolución Mexicana. Después visitó Cuba y Puerto Rico.

Llegó a Guatemala en 1919, donde colaboró con el dictador Manuel Estrada Cabrera. Al caer éste, fue condenado por un tribunal de guerra, a morir fusilado, lo que finalmente no se llevó a cabo por intercesión del Papa, de Alfonso XIII y de muchos intelectuales.

En 1922 vuelve al Perú; donde tiene una trágica disputa con el escritor Edwin Elmore. Este, había hecho una agria crítica contra el poeta, quien le quita la vida de un balazo. Procesado y luego absuelto por la justicia, viaja a Chile, donde permanece hasta su muerte.

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