
Para el crítico literario Alberto Escobar, López Albújar el «Coetáneo de nuestros modernistas y precursor del indigenismo literario, es el decano de los escritores nacionales.
Sus cuentos, excepción hecha de Los Tres Jircas, presentan imágenes violentas y escenas de una realidad que sobrepasa la concepción literaria para llegar al aspecto judicial un tanto turbulento. López Albújar será considerado siempre un observador agudo del mundo serrano, y el iniciador de una corriente fundamental en la narrativa del Perú. En 1950 le fue concedido el Premio Ricardo Palma.
López usó varios seudónimos Sansón Carrasco, Figarito, Juan de Teves y Lord Pee. Para él su generación "comenzó en 1893". En sus memorias dice "Fundamos capillas literarias, importamos y divulgamos todos los locos y geniales lirismos de la musa francesa, las teorías demoledoras de la filosofía nietcheana los divinos malabarismos de la lira rubendariana, los aquilinos acentos de Olegario Andrade, Díaz Mirón, Asunción Silva, Guillermo Valencia, Leopoldo Lugones, de toda esa lírica y de épica legión de gigantes americanos que no ha sido superada por los que le han sucedido".
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