
Fue un fabulista griego antiguo, que relató fábulas personificando animales, y que fueron transmitidas en forma oral. Se supone que no dejó textos escritos y poco se sabe de él, que en épocas se lo tomó por un personaje legendario. Sus relatos cortos con personajes en su mayoría de la fauna, dejaban una enseñanza o moraleja explícita o implícita. Es decir, que eran alegorías morales. Con sus relatos que se conservaron por tradición oral, logró la universalidad y su nombre perduró hasta nuestros días.
Estas fábulas fueron recreadas en verso por el poeta griego Babrio aproximadamente en el siglo II antes de Cristo. El poeta romano Fedro las reescribió en latín en el siglo primero de la era cristiana. Las fábulas que conocemos hoy en día, son versiones que se han reconstruido con las reescritas posteriormente al fabulista griego. Éste ha inspirado e influido en escritores que han desarrollado este tipo de literatura, como Jean de La Fontaine en Francia, en el Siglo XVII, y Félix María de Samaniego, en España en el Siglo XVIII.
La fábula como forma literaria. La palabra «fábula» viene del latín fabula derivado de fabulor = hablar. En griego se usan tres diferentes vocablos para referirse a la fábula
mytos, logos y ainos, los tres con el sentido básico de «la cosa dicha».
La fábula no es un género, es una forma literaria que se basa en la comparación, metáfora o analogía. Por eso puede aparecer en la oratoria, la comedia, la historia, la épica, la lírica y filosofía.
Si se consulta su significado en diccionarios, se encuentran diferentes definiciones.
A las discrepancias académicas se le pueden sumar las histórico-literarias, es decir, las que los propios fabulistas o sus críticos formularon. A pesar de los desacuerdos una fábula debe poseer básicamente acción y este relato ficticio debe ser presentado como real.
El texto puede estar escrito en prosa o verso y en la mayoría de los casos es un esquema dramatizado con diálogos en estilo directo o indirecto. El estilo directo tiene lugar cuando el autor reproduce las palabras de los personajes que hablan, y el estilo indirecto cuando se reproduce la conversación entre dos personajes, pero no de manera textual. Generalmente el texto se basa en la conversación entre los animales, que es la que nos cuenta precisamente el autor.
El hecho de que los animales sean los personajes más comunes en una fábula, se debe a que el relato necesita de «tipos» que son más fácilmente representados por ellos, en lugar de los elementos del reino vegetal, mineral, o de las cosas materiales.
Pero esto no quiere decir que todos los personajes de las fábulas tengan que ser forzosamente animales, ya que en muchas fábulas aparecen vegetales, objetos inanimados y seres humanos.
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