Seudónimo de Alfredo Quíspez Asín, poeta y artista limeño, que es posiblemente la voz más pura del surrealismo hispanoamericano y el que defendió con más ardor y fidelidad esa estética -aunque al final se apartara del grupo que rodeaba a André Breton- desde mediados de la década de 1920 hasta su muerte.En 1925, viajó a Europa y vivió en París hasta 1933. Allí se adhirió al movimiento surrealista asociado a Breton. Volvió a Lima en 1935. En 1939, publicó, con el poeta Emilio Adolfo Westphalen el número único de El uso de la palabra (1939). En 1944, se apartó públicamente del surrealismo ortodoxo y volvió a Lima en 1948. Póstumamente se publicaron las dos únicas obras en español por las que es más conocido los poemas de La tortuga ecuestre y los ensayos y artículos reunidos en Los anteojos de azufre (ambos en Lima, 1958).
Pocos poetas pueden comparársele en el furor visionario de sus imágenes, la cualidad incandescente de sus textos amorosos y el alto sentido místico y onírico que tiene de la experiencia creadora. Como auténtico surrealista, vivir y escribir era, para él, una aventura que abre el camino hacia lo maravilloso y lo insólito, que convierten lo fugaz en algo indeleble, como una marca de fuego.
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