¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

martes, 10 de febrero de 2009

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (España, 1866-1936)

Novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista. Destacó en todos los géneros que cultivó y fue un modernista de primera hora que satirizó amargamente la sociedad española de su época.

Llevó una vida literaria, adoptando una imagen que parece encarnar algunos de sus personajes.

Su primer libro fue Femeninas, de 1895, con el relato ‘La niña chole’ de inspiración mexicana, al que siguieron obras de inspiración gallega, donde destaca la estilización lírica del ambiente campesino y popular, como Flor de santidad, de 1904, la poesía de Aromas de leyenda, de 1907, y al mismo tiempo el arte erótico refinado, evocador y musical de las cuatro Sonatas (de otoño, estío, primavera y verano. Publicó la primera de sus llamadas comedias bárbaras, Aguila de blasón, a la que siguió Romance de lobos, de 1908, obras de gran estilización dramática en un ambiente violento de resonancias medievales. En Cara de plata, de 1922, tercer volumen de esta trilogía teatral, vuelve a observarse el giro hacia las consideraciones de crítica social, como también ocurre en sus tres novelas ambientadas en la guerra carlista, Los cruzados de la causa, de 1908; El resplandor de la hoguera, de 1909, y Gerifaltes de antaño, de 1909, que ofrecen una amplia visión de carácter histórico de la época.

En las obras dramáticas Cuento de abril, de 1910, y La marquesa Rosalinda, de 1913, retoma el modernismo. Lo mismo que ocurre en Voces de gesta, de 1911. A partir de entonces, la tragedia resulta escueta, desnuda, aunque en La lámpara maravillosa, de 1916, todavía utilice un lenguaje hermético para exponer ideas originales acerca del misticismo y la creación.

Probablemente su segundo viaje a México le inspiró la escritura de Tirano Banderas, publicada en 1926, novela en la que estiliza con acabada perfección hechos típicos de la América española y considerada su mejor novela, síntesis del mundo americano, de muchos personajes y caudillos, que antecede a las llamadas novelas de tiranos cultivadas, entre otros, por Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier o Gabriel García Márquez. Con este libro comienza la serie esperténtica. Tierra Caliente se llama esa nación sometida a un dictador a fines del siglo XIX "Santos Banderas", el nombre del autócrata, es emblema de "Iglesia y Ejército".

Probablemente sea su obra teatral más lograda. Los cuernos de don Friolera, de 1921, y Las galas del difunto, 1926, inciden en esta estética, mientras que en Divinas palabras, de 1920, la virtud de la palabra sagrada se impone a las pasiones carnales en unos ambientes de pesadilla.

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