¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

martes, 10 de febrero de 2009

LEANDRO FERNANDEZ DE MORATIN (España, 1760-1828)

Escritor español, considerado uno de los innovadores del teatro español. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín. Presenció la Revolución Francesa. Fue sacerdote. Luego renunció a los hábitos. En 1789 publicó La derrota de los pedantes, sátira que le valió en su juventud la hostilidad de quienes se creyeron retratados. En la época del terror fernandino permaneció desterrado en Montpelier, Burdeos (donde reencontró a su amigo el pintor Goya) y París, donde murió.. Fue hombre trabajador y equilibrado, liberal en ideas y cauto en la acción. Como lírico, compuso odas y epístolas de tono horaciano y fría elegancia neoclásica. Pero su verdadera vocación era el teatro. En el " Discurso preliminar» a sus Obras dramáticas y líricas (1795) expuso su concepto de la comedia la sociedad urbana con sus tipos característicos por tema, la sátira de costumbres y la moralización como propósito, y una técnica basada en los principios clásicos. Escribió en total cinco comedias, tres de ellas en verso El viejo y la niña (1786), pero no representada por prohibición eclesiástica hasta 1790, El barón (1808) y La Mojigata (1804). Sus obras La comedia nueva o El café (1792) y El sí de las niñas (1806), ambas en prosa, son las dos comedias neoclásicas españolas más destacadas. La primera es una sátira contra los malos dramaturgos (así Cormella, personificado en don Eleuterio), imitadores de comedia barroca, de moda todavía entonces en los escenarios madrileños.

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