Dickens nació en un hogar modestísimo y recibió una educación incompleta. Pero se dedicó a leer cuanto libro caía en sus manos. A los 13 años (1825) se colocó en Londres como empleado de un abogado y antes de dos años dejó el puesto, atraído por el periodismo, encargándose de tomar taquigráficamente las sesiones del parlamento para un diario.
Más adelante Dickens pasó al Morning Chronicle y allí encontró la senda de la gloria y la fortuna; escribía una sección a la que titulaba Bocetos (Sketches), bajo el seudónimo de Boz, desarrollando humorísticamente escenas de la vida diaria inglesa que situaba en el Club de Mr. Pickwick. Los relatos alcanzaron un éxito tan destacado que una firma editorial le invitó a reunirlos y añadir otros más en un volumen denominado Aventuras de Mr. Pickwick, e hizo una primera edición (1837) , que se vendió rápidamente, por lo que siguieron otras ediciones. No precisaba más el afortunado novel autor para producir sucesivas obras del mismo género, contando para ello con una fantasía exuberante y adaptando siempre motivos comunes y de actualidad. Además escribió páginas autobiográficas. Con su obra contribuyó a la abrogación de una ley inglesa que causaba enorme desazón en su país la prisión por deudas. Dickens sufrió de pequeño, a causa de ello, cuando su padre, arruinado y vencido, se vio encarcelado por deudas. A las Aventuras de Mr. Pickwick siguieron, entre sus más populares novelas Nicolás Nickleby, David Copperfield, Grandes esperanzas, Almacén de antigüedades, Cuento de Navidad, La pequeña Dorrit, Oliverio Twist, Historia de dos ciudades, etc. Sus obras han sido traducidas a diversos idiomas. En muchas de ellas se expone la situación de un ser de la clase media o proletaria frente a las angustias de una existencia llena de penalidades, injusticias y sufrimientos; pero sin odios ni bajas pasiones. Dickens no explotó la miseria de los humildes, para derramar veneno o inquietar dolorosamente los espíritus. Antes bien, muchas situaciones irritantes las trata irónicamente, y entonces, no sólo atrae la antipatía hacia la maldad y la injusticia, sino también el ridículo, que suele ser un arma de mucho mayor eficacia en las colectividades sensibles.
Apreciación literaria. Dickens realiza una crítica despiadada de la sociedad victoriana, no tanto por su realismo como por su capacidad para inventar personajes y situaciones cómicas que se presentan a veces con simpatía, a veces con profundo desdén, pero siempre con la más absoluta intensidad. Su vida y su literatura se sustentan sobre metáforas tan ilustrativas como el entierro, la cárcel o el renacimiento. Las novelas de Dickens, el más grande autor inglés desde Shakespeare, alcanzan la intensidad propia del drama poético.
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