¡BIENVENIDO!

Cualquier texto escrito no es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciable, valorable o medible en cualquier momento, pero también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien dirime este asunto.

Las Colecciones Pluma de Oro y Mi Libro recogen las más grandes obras literarias de todos los tiempos -nacionales y extranjeros- a través de una recopilación que abarca autores como Homero, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare, Franz Kafka, etc. y que nos presenta lo mejor de ellos en un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias.

¿Qué ofrecemos?

Dos grandes colecciones de títulos que están en constante incremento con reseñas de la obra y el autor al inicio de la misma (para facilidad de los estudiantes) así como preguntas sobre la comprensión de la obra, análisis crítico y creatividad.

lunes, 9 de febrero de 2009

AUGUST STRINDBERG (Suecia, 1849-1912)

Dramaturgo y novelista sueco. Fue maestro, actor, periodista y empleado de la biblioteca real. Trabó amistad con revolucionarios rusos, quienes influyeron también en sus ideales políticos. Escribió sus primeros dramas bajo la influencia de Visen y Kierkegaard.

Los críticos dividen su producción literaria en dos categorías, la naturalista y la expresionista, que coinciden con las dos grandes etapas de su vida.

En la primera etapa los primeros trabajos de Strindberg, la mayor parte de ellos novelas y obras de teatro, son estrictamente naturalistas, producto de una reacción contra los excesos del romanticismo en la literatura sueca. Entre las obras importantes de esta etapa naturalista destacan El padre, una tragedia doméstica que evidencia uno de los temas favoritos del autor, la crueldad inherente al matrimonio; La fuerte, obra en un acto que trata de dos mujeres, una de las cuales escucha en silencio las compulsivas confesiones de la otra; y La señorita Julia , un punzante análisis del desafortunado encuentro sexual entre un ambicioso lacayo y la hija neurótica de un conde.

La obra que inaugura la segunda etapa es la autobiografía Infierno (1897), en la cual el autor describe el periodo de tiempo en que estuvo mentalmente incapacitado. Más característicos de su estilo posterior son sus dos trabajos de carácter simbólico El sueño y La sonata de los espectros (1908). El primero de ellos utiliza una gran cantidad de efectos escénicos para contar la historia fragmentada del regreso a la Tierra de la hija de la diosa hindú Indra; en cambio, el segundo presenta una galería de personajes grotescos en medio del eterno conflicto entre realidad e ilusión.

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