
Los críticos dividen su producción literaria en dos categorías, la naturalista y la expresionista, que coinciden con las dos grandes etapas de su vida.
En la primera etapa los primeros trabajos de Strindberg, la mayor parte de ellos novelas y obras de teatro, son estrictamente naturalistas, producto de una reacción contra los excesos del romanticismo en la literatura sueca. Entre las obras importantes de esta etapa naturalista destacan El padre, una tragedia doméstica que evidencia uno de los temas favoritos del autor, la crueldad inherente al matrimonio; La fuerte, obra en un acto que trata de dos mujeres, una de las cuales escucha en silencio las compulsivas confesiones de la otra; y La señorita Julia , un punzante análisis del desafortunado encuentro sexual entre un ambicioso lacayo y la hija neurótica de un conde.
La obra que inaugura la segunda etapa es la autobiografía Infierno (1897), en la cual el autor describe el periodo de tiempo en que estuvo mentalmente incapacitado. Más característicos de su estilo posterior son sus dos trabajos de carácter simbólico El sueño y La sonata de los espectros (1908). El primero de ellos utiliza una gran cantidad de efectos escénicos para contar la historia fragmentada del regreso a la Tierra de la hija de la diosa hindú Indra; en cambio, el segundo presenta una galería de personajes grotescos en medio del eterno conflicto entre realidad e ilusión.
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