
Desde 1925 colaboró con su hermano Manuel en las obras teatrales La Lola se va a los puertos, Don Juan de Mañara, La duquesa de Benamejí, y otras, algunas de las cuales fueron muy populares. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua. Por aquella época participó en Segovia en los cursos de una Universidad Popular que animó la vida intelectual de la ciudad.
Las obras que han colocado su nombre a la cabeza de los líricos contemporáneos de habla española son las siguientes Soledades, publicada en 1903, unos poemas de carácter modernista, en los que destaca la emoción del momento y el sentido oculto de lo que le rodea; Soledades, galerías y otros poemas, en 1907; Campos de Castilla, en 1912, supone, aparte de una indagación sobre sí mismo, una consideración poética de un paisaje castellano humanizado de "la España que bosteza" junto con la emoción del amor perdido, y constituye uno de sus libros más conocidos y populares, y Nuevas canciones en 1925 continúa la línea sentenciosa y filosófica donde cada vez destaca más la crítica social, sin que desaparezca la resonancia lírica. Bajo el título de Poesías completas fueron apareciendo desde 1917 sus poemas en sucesivas colecciones, siempre aumentadas. En prosa publicó Juan de Mairena y Abel Martín, dos personajes mezcla de filósofos, poetas y retóricos que divagan, con profundidad y conocimiento, acerca del destino de la cultura, del hombre y de la libertad.
Machado se inició en las letras acuciado por el destino de España, atraído por su realidad física e histórica y preocupado por su futuro como nación. Recogió la influencia del modernismo, que había tenido en Darío a su animador máximo, pero con inspiración personal y distinta. Como hombre fue sencillo y más bien tímido, y estas condiciones trascendieron a su poesía, donde se percibe la ausencia total de retórica. Rehuyó la exhibición ostentosa y no subrayó los hallazgos, de los que abunda su poesía y de los cuales él era absolutamente consciente. Su acento lírico estuvo dominado por una especie de pudor intelectual que dio a toda su poesía el sello inconfundible de lo auténtico y puro. Su existencia y su poesía "beben en las mismas aguas de la vida", como dijo un crítico. Él supo resolver como pocos la condición de lo temporal con lo -esencial. Sobre su doble amor al paisaje de su infancia (Andalucía) y al de su juventud y madurez (Castilla), Machado escribió versos que dejan ver claramente el predominio de estos sentimientos. Castilla fue el paisaje que él supo trasfundir en la lírica con acentos más decisivos. Antonio Machado, gran poeta, ciudadano ejemplar y hombre íntegro, supo identificar su posición de español en un momento dramático de la vida de España con sus principios filosóficos y su entraña poética. Su figura sigue dominando la lírica más austera que se escribe en idioma español.
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